Bándalos Chinos en Lima: de la frescura pop a la densidad nocturna

Foto de Ana Lucía Alva

Escrito por Ana Lucía Alva

Ver el cambio de una banda con el paso de los años es una experiencia gratificante como individuo. Siempre me deja pensando en cómo el tiempo, la disciplina y el deseo de experimentar terminan transformando esas primeras chispas de innovación juvenil en propuestas más complejas, pulidas y hasta inesperadas.

El pasado viernes, Bándalos Chinos regresó a Lima con su gira Vándalos en el Anfiteatro del Parque de la Exposición. El concierto fue más que un repaso de canciones: fue la confirmación de una mutación sonora y estética. De aquellos años donde se presentaban como una banda alegre y expansiva, con colores vibrantes y cierta ingenuidad, pasaron a construir un universo más oscuro, electrónico y con matices techno. Ese tránsito, aunque propio, puede emparentarse con lo que han hecho bandas como Clubz en México: un pasaje del pop luminoso hacia terrenos más ligados al pulso vampírico y al refinamiento techno.

Aquel camino puede leerse en su discografía. BACH (2018) fue la cristalización de su identidad, con un sonido brilloso y coreable; Paranoia Pop (2020) amplió su espectro con un aire más experimental, pero aún juvenil; El Big Blue (2022) se sumergió en climas introspectivos; y finalmente Vándalos (2025) propone una atmósfera distinta, con capas electrónicas, pulsos de club y una producción más arriesgada. Luego de haber vivido toda una época universitaria en su ciudad y verlos muchas veces en distintos recitales, escucharlos en vivo en Lima fue constatar que esas transiciones no son simples disfraces sonoros, sino una maduración consciente de la banda, invitando a repensar también el paso del tiempo.

En el escenario, la transformación fue evidente. Dejaron de lado el despliegue histriónico y los gestos juguetones: la banda apareció con una sobriedad estilística que se correspondía con su nuevo lenguaje musical. Luces más calculadas, proyecciones que potenciaban el tono del álbum y una interpretación firme. El resultado fue un show menos explosivo, pero más coherente con su búsqueda artística.

Presenciar a Bándalos Chinos en Lima significó atravesar un puente entre épocas: de la euforia colorida a un presente más elegante y desafiante. Una señal clara de que la banda ya no busca únicamente el aplauso fácil, sino un diálogo más maduro con quienes los siguen desde hace años. La confirmación de un proyecto en plena transformación.

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