Invitadxs EnLima | 14.08.2025

Escrito por Hebaristo Sauce
Hay composiciones que no sólo se escuchan: se habitan. Uno no sale indemne de ellas. La trilogía de El Señor de los Anillos tiene esa clase de sonido que se te queda pegado a la piel, como si una parte de ti también hubiera cruzado ríos, montañas y sombras junto a Frodo, Aragorn o Sam.
Howard Shore no compuso una simple banda sonora: trazó un mapa emocional de la Tierra Media creada por J.R.R. Tolkien.
Me basta escuchar unas notas para volver a sentir que camino entre las colinas verdes de la Comarca o que avanzo, con paso lento y decidido, en la marcha silenciosa de los nueve integrantes de la Comunidad del Anillo. En este pequeño texto comentaré tres escenarios musicales que me sitúan en el universo creado por el escritor inglés.
La Comarca: un lugar al que siempre se vuelve
El tema de la Comarca es una melodía de regreso. Está hecha de flautas y violines que huelen a pan recién horneado y tierra húmeda, a conversaciones al atardecer y a fuegos artificiales en la noche del cumpleaños de Bilbo. Howard Shore supo darle a este lugar una música que no sólo evoca un espacio, sino un estado de ánimo: la inocencia, la calma, la nostalgia por lo que aún no hemos perdido. Escucharla es dejar que algo en ti se aquiete, como si uno pudiera vivir para siempre en la paz inalterada de esas colinas.
La Comunidad del Anillo: unidad y valor
Cuando suena el tema de la Comunidad, la música se alza como un estandarte. Hay algo profundamente humano en esos acordes que mezclan lo heroico y lo frágil. Shore compuso una marcha que no es sólo de guerra, sino de compañía. Allí están el paso ligero del hobbit, la fuerza del enano, la serenidad del elfo y el peso silencioso del rey desterrado. Escucharla es sentir que el viaje es más grande que uno mismo, que la única forma de atravesar las montañas y las sombras es hacerlo juntos.
Mordor: oscuridad y amenaza
No hay respiro en las notas de Mordor. La percusión retumba como maquinaria de guerra; los coros, ásperos y densos, parecen invocar un idioma que nunca debió pronunciarse. Esta música no busca ser agradable: quiere que la sientas en el estómago, como un presentimiento. Shore construyó un paisaje sonoro donde cada acorde es una grieta, cada silencio es un paso más hacia un lugar del que no se regresa igual. Es el recordatorio de que el mal no siempre se esconde: a veces, se anuncia con trompetas de sombra.
Bonus track: Rohan: nobleza y libertad
Y de pronto, el horizonte se abre. El tema de Rohan irrumpe con el timbre brillante del hardanger fiddle, como si el viento barriera la hierba alta. Hay nobleza y orgullo en su ritmo, pero también una melancolía que acompaña a los pueblos libres. Es música de caballos que galopan hacia la batalla y de reyes que escuchan al viento antes de decidir su destino. Es un himno a la libertad, aunque cueste sangre, aunque llegue tarde.
Un concierto para volver a viajar
En Melodías de Tierra Media: la música del universo de Tolkien, el Centro Cultural Ulima y Armonissimo nos invitan a recorrer ese mapa con los oídos y la imaginación. La orquesta, en un formato de cuerdas y percusión, se fusionará con la riqueza tímbrica de instrumentos medievales como la viola da gamba, el laúd, flautas renacentistas y barrocas, pandero y bombo, para revivir los paisajes sonoros que nos han acompañado desde la Comarca hasta Mordor.
Será un viaje guiado por un bardo errante que, entre música e imaginación, invocará gestas y despedidas, batallas y atardeceres. Un relato vivo que nos devolverá el olor de la hierba de la Comarca, la tensión en el puente de Khazad-dûm, el galopar de Rohan y la amenaza que se cierne sobre la Tierra Media. Cada nota será un eco de lo que alguna vez sentimos en la pantalla y, quizá, también en la vida.
En el repertorio escucharemos piezas icónicas como Concerning Hobbits, The Riders of Rohan, May It Be, Into the West y Gollum’s Song, entre muchas otras. Un banquete musical que no sólo celebra una de las bandas sonoras más queridas del cine contemporáneo, sino que también nos recuerda por qué seguimos volviendo a Tolkien: porque sus historias hablan de viajes imposibles, amistades improbables y la luz que se abre paso incluso en las noches más largas.
es un concierto para cerrar los ojos y volver a caminar por senderos de piedra y hierba alta, para sentir de nuevo la amenaza y la esperanza, para reencontrarnos con ese lugar que, aunque inventado, siempre ha estado dentro de nosotros.
Entradas aquí: Melodías de Tierra Media: la música del universo de Tolkien - Joinnus
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