Narciso, de la compañía de danza contemporánea Abundanzas
Es difícil encorsetar la danza contemporánea dentro de una tendencia estilística definida o atreverse a hacer de ella una descripción dogmática de género. La danza, como representante ecléctico de las artes escénicas, es cada vez más versátil, menos previsible. Los procesos creativos de los coreógrafos se vuelven cada vez más complejos, y ya no solo de virtuosas capacidades técnicas pueden vivir los bailarines, a los que se les exige saber manejar diferentes recursos interpretativos, exprimiendo al máximo las posibilidades expresivas de sus cuerpos.
El XXVII Festival Internacional Danza Nueva será una buena oportunidad para atreverse a descubrir qué se entiende por danza contemporánea hoy en día. Para ello, Danza Nueva congrega cinco elencos de reconocido prestigio internacional que presentarán sus nuevas coreografías en Lima: Mark Foehringer (EE.UU.), Abundanza (Chile), Imagodanza (Costa Rica), Ballet de Londrina (Brasil) y Compañía Andanzas (Perú).
El mes de junio es el Mes de la Cultura Afroperuana en Perú. Esta fecha conmemorativa fue instaurada por el Ministerio de Cultura en homenaje al nacimiento de Nicomedes Santa Cruz, decimista, poeta y fundamental representante del pensamiento social afroperuano, quien nació el 4 de junio de 1925, en el distrito limeño de La Victoria. Así se presenta un mes cargado de actividades que buscan visibilizar los aportes de la sociedad afroperuana a nuestra cultura, además de poner en agenda su problemática y el debate sobre políticas públicas que contribuyan ala mejora de sus condiciones de vida.
Aquí te ofrecemos el programa completo de actividades que habrá hasta el 30 de junio.
Nos gustan las plazas públicas, no podemos negarlo. Hay algo en ellas que las hace especiales, que las vuelve amables y cercanas. Uno se pierde en una ciudad extraña, por poner el caso, y siente una suerte de alivio al toparse con una plaza. Las plazas nos amparan; las plazas nos cautivan. Son como lugares imantados a donde van a parar los que andaban sin buscar nada en concreto. En ellas se conjura diariamente una encrucijada de pasos; y su adoquinado es algo así como un cardiógrafo subterráneo que registra el pulso vital de una colectividad.
Pensemos ahora en la ciudad de Lima: lo primero fue la Plaza de Armas, de donde empezaron a brotar las calles rectas y perpendiculares que conformaron el damero de su centro histórico. Luego pasaron los años, pasaron los siglos, y la ciudad creció, se expandió. Surgieron nuevos barrios, muchos de ellos más allá de límites insospechados, y se apoderaron incluso del desierto. Poco a poco, la ciudad se vuelve inmensa, inabarcable, desestructurada; la ciudad ya no es una ciudad, sino una metrópolis, y en ella viven más de 10 millones de personas.