Crónica de Amor: Otra forma de hacer teatro

© Joseph Ladron de Guevara Coca

Escrito por Ysabella Semiramis

En vísperas del Día de la Madre, se estrenó Crónica de Amor, dirigida por Fernando Castro y coproducida por el Centro Cultural PUCP y la Compañía de Teatro Físico. Esta es una puesta en escena distinta: no hay diálogo.

El elenco que le da vida a los personajes está conformado por los reconocidos artistas Christian Ysla, Margot Lozano, Macla Yamada y Diego Sakuray, quienes representan los vínculos rotos y reencuentros de una familia peruana en los años 80, a través de mímicas y lenguaje corporal. Crónica de Amor es una obra profundamente emotiva, graciosa y personal, que cala en cada uno de sus espectadores desde la introspección: no sabemos cómo ser padres ni sabemos cómo ser hijos, pero hacemos lo mejor que podemos, y eso, muy probablemente, es el amor.

Generalmente vemos lo disfuncional de las dinámicas familiares como algo que debe ocultarse. Crónica de Amor, sin embargo, las explora desde la mirada de un niño de siete años (Christian Ysla), que nace de un encuentro fugaz entre dos jóvenes peruanos criollos (Margot Lozano y Diego Sakuray). Tras la separación, el niño queda con la abuela (Macla Yamada), una mujer que solo sabe amar desde el control, y con el padre, un hombre que sustenta el hogar, pero es distante y recurre constantemente a la bebida. A los siete años se reencuentra con su madre y su mundo parece expandirse. A partir de ahí, tras idas, venidas e intentos fallidos de conciliar el núcleo familiar, el niño crece a costa de las faltas y altibajos afectivos hasta que, siendo adulto, se le presenta el reto de comprender a sus cuidadores. Ahora, ya como padre, sigue aprendiendo cómo ser hijo.

Siendo una historia tan profunda y cercana, uno de los retos del teatro físico es el poder converger los lenguajes no verbales de cada uno de los actores y volverlos un solo lenguaje, un solo código gestual para la obra. El director, Fernando Castro, nos cuenta que fue un proceso lúdico basado en la exploración y la improvisación. Por su parte, la actriz Macla Yamada nos comenta: “Si hablamos de gestualidad, ha sido lo más difícil. Fueron muchas horas en el espejo para perderle el miedo a una gestualidad así de grande. Todos los actores somos gestuales, pero llevarlo a una obra donde sólo puedes hablar con el cuerpo y con la cara… Uf, reconocí músculos en la cara que ni sabía que tenía [risas]. Es complicado, pero muy enriquecedor”.

Crónica de Amor nos invita a pensar en el cuidado como un modo de amar que se presenta de distintas formas. Habla sobre la frágil responsabilidad de criar y acompañar los primeros años de vida.

Nos hace pensar en la mujer y su rol en la maternidad, no solo desde la madre, sino también desde el papel, tan presente en nuestra sociedad, de las abuelas como segundas cuidadoras. Ningún personaje es perfecto: están sujetos a cuestionamientos internos y demandas externas. El director nos comparte que “los roles dentro de la historia tenían que ver con el cuento de hadas [...] Eso funcionaba bien para empezar la historia, pero sabíamos que no iba a tener un final feliz, no iba a ser como las telenovelas”.

Conoce la información de la temporada aquí.

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