Daniel Salvo: “En el Perú se pensaba en la lectura como algo para las élites”

Foto: Kattya Lázaro

Conocido como ‘El faraón de la ciencia ficción’ en el Perú, Daniel Salvo es un referente de este género como escritor, por los numerosos relatos suyos que han sido incluidos en antologías dentro y fuera del país, o por su libro de cuentos El primer peruano en el espacio. Asimismo, se le reconoce como crítico e investigador, desde su página web cifiperu.blogspot.com y su columna Mundos Imaginarios en el Diario Oficial El Peruano. A propósito del VI Congreso Nacional de Escritores de Literatura Fantástica y Ciencia Ficción Peruana, que se realiza del 25 al 27 de febrero en la Casa de la Literatura, conversamos con Salvo acerca de estos géneros que ganan espacios en nuestro país, lectura y ciencia, y hasta sobre el libro electrónico.

P. Ha comentado alguna vez que la poca costumbre de leer en nuestro país se debe, en parte, a que se percibe a la lectura como algo cultural, es decir, impráctico. ¿Podría explicar este punto?
R. Si nos comparamos con otras sociedades "más lectoras", podemos encontrar un punto en su historia (o sea, una casualidad) que hizo que se volvieran lectoras. En Europa, para combatir a la monarquía se hizo necesario leer porque los nuevos medios impresos difundían las ideas antimonárquicas, donde se cuestionaba el derecho divino de los reyes a gobernar. En Estados Unidos, los migrantes, en su mayoría, pertenecían a confesiones religiosas que tenían como fundamento la libre interpretación de la Biblia. Para interpretar un libro es necesario leerlo, por lo que se instituyó la escuela y el leer se hizo una actividad necesaria y respetable, cuando no subversiva, en el caso europeo.

En el Perú, la tradición ha sido considerar la lectura como algo perteneciente a las élites, innecesaria para las clases bajas. Con la República, esto se mantuvo, pues los planes educativos (basados en el método lancasteriano, o sea, el alumno más dotado instruye a los otros) estaban dirigidos a los criollos: en ningún lado se menciona o incluye a la población indígena. ¿Para qué, si eran meros trabajadores de la tierra? No creo que la casualidad histórica nos convierta en una sociedad de lectores, como esa Europa o esos Estados Unidos. De alguna manera, tenemos que entender lo importante y necesaria que es la lectura como hábito, como elemento de civilización. Esas sociedades tuvieron la suerte de que la lectura les sirvió para cambiar, para explorar nuevos modos de gobierno y de experiencia religiosa. Acá solo nos queda tomar la decisión de leer.

P. En el Perú, ¿existe una tradición de ciencia ficción o, al menos, de literatura fantástica? ¿Cuánto conocemos de ella?
R.
 Creo que toda sociedad que tenga escritores encontrará en su historia algún caso de literatura de cualquier tipo. El asunto es cómo miramos esos textos. ¿Quién le daba importancia, por ejemplo, a Lima de aquí a cien años, escrita en 1843, que tocaba el tema de la anticipación histórica, imaginando el Perú de 1943? ¿Por qué otros escritores no continuaron escribiendo textos de temática similar? 

También influye mucho algo externo al autor o escritor, y es el "ambiente editorial", o como se llame. Muy distinto son unos Estados Unidos o Inglaterra que, entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX, reconocen como géneros al romance científico y a la ciencia ficción, y otro es el Perú del siglo XXI cuyas facultades de literatura ignoran a estos géneros. Así estamos.

P. ¿Todavía encuentra prejuicios sobre la ciencia ficción en nuestro país? Pienso en los espacios académicos y periodísticos, como en las apuestas editoriales.
R.
 Es que todo nos llega después, y esto es inevitable. En los años 1960, la meta de todo escritor era irse a París. Hoy la meta es irse a España. Eso prueba que seguimos sintiéndonos periféricos, huérfanos de atención, necesitados de una mano extranjera que nos canonice o consagre como escritores. Si esto es así para los escritores más reconocidos, premiados inclusive, imagínese cómo será la cosa para alguien que escriba ciencia ficción. 

Claro, hay excepciones, y pienso en el caso de Ediciones Altazor que ha publicado mi libro de cuentos y muchas otras obras de ciencia ficción. Tienen un bueno fondo de autores y textos de ciencia ficción. Pero no ponen la etiqueta ‘ciencia ficción’ en sus publicaciones, o no crean una colección ad hoc. ¿Deberían? En cuanto a lo académico, no creo que pueda opinar: solo tenemos tres facultades de literatura en Lima, creo que su currícula habla por sí sola.
 


Foto: Kattya Lázaro

P. ¿Cuánto ha hecho la literatura de ciencia ficción por la ciencia en América Latina?
R.
 Creo que las pocas vocaciones científicas latinoamericanas han sido influenciadas por la ciencia ficción. He conocido a algunos científicos, y resultaron ser grandes lectores del género, aunque no necesariamente de autores latinoamericanos.

P. ¿Qué se ha hecho y qué se puede hacer para relacionar la investigación científica y la literatura de ciencia ficción en el Perú?
R.
 Hace un par de años me contactó un catedrático norteamericano que utilizaba mi cuento Quipucamayoc en sus clases como ejemplo de tecnologías no occidentales. Un filósofo sugirió que mi cuento El agua podría ser difundido como ejemplo para un mejor uso y conservación de la misma. Ha de haber otros textos y autores de ciencia ficción que estén vinculados a determinados aspectos de la investigación científica, pero no hay que perder de vista el hecho de que se trata de literatura, no siempre puede darse esta relación.

P. El canon clásico de la narrativa de ciencia ficción, como Asimov o Lovecraft, ¿sigue vigente? ¿Cómo encuentra a la literatura peruana en ese género?
R.
 Creo que sigue vigente desde Verne y Wells. Curiosamente, en la ciencia ficción no se da tanto este fenómeno del parricidio que sí se da en la literatura mainstream. Es un canon que, creo, se amplía y se enriquece, aunque sigue teniendo el defecto de ser muy ‘anglocentrado’. Lo primero que se nos viene a la mente cuando escuchamos ciencia ficción es un autor inglés o norteamericano. La literatura peruana, y no solo la de ciencia ficción, debería crear su propio centro desde el Perú. O sea, no esperemos a ver si desde afuera nos aceptan o nos canonizan. Si nos leen, bien. Y sería genial que empleásemos las nuevas tecnologías, como el libro electrónico, para llegar a todo el Perú a menores costos.

Creo que vivimos un buen momento para la ciencia ficción peruana. Hay más variedad de publicaciones y autores, tanto de cuento como de novela, además de revistas de varios tipos. No nos engañemos, no se trata de un boom, pero si podemos decir que ya no estamos en las épocas en las que se denostaba al género como ‘de evasión’ o ‘subgénero’. Es lo bueno del paso del tiempo: a las generaciones que no conocieron la ciencia ficción, les sucedieron las que sí. No me imagino a un catedrático de hace unos años considerando literatura a la ciencia ficción, como si creo que ocurre ahora. Es un cambio.

P. ¿Diría que escenarios políticos y económicos complejos favorecen subgéneros fantásticos, como los libros sobre zombis o extraterrestres? ¿Ocurre algo similar en el Perú?
R.
 Me vienen a la mente Lima de aquí a cien años, que creo fue un intento de ‘pensar el Perú’ a futuro, y Mañana las ratas de José B. Adolph, que imaginó un país ‘distópico’. La ciencia ficción, o sus antecedentes, se prestan mejor que la literatura realista para elaborar metáforas en torno a estos escenarios, aunque siempre hay un riesgo de caer en el panfleto.

P. Sobre su propia literatura, se ha desarrollado sobre todo en el ciberespacio, pero usted ha publicado un libro en papel. ¿Qué posibilidades encuentra en el libro digital o las plataformas online como Wattpad? ¿Tienen alguna importancia particular para la narrativa fantástica?
R.
 Más que posibilidades, veo más bien una oportunidad perdida: la oportunidad de difundir textos de manera más barata y con una cobertura de alcance mundial (¿hay límites para un texto electrónico, para un ebook?). Pero así somos los humanos, preferimos los libros en papel que no leemos a los libros electrónicos baratos que no nos darían excusas para no leer. Si no somos un país lector de libros de papel, menos lo seremos de libros electrónicos. Igual, me gustaría continuar publicando en ese formato, a sabiendas de que en el Perú ni siquiera se comercializan lectores de libros electrónicos. Pero, ¿quién no tiene una Tablet, un smartphone? Ese es el nuevo mundo de la literatura, lo que pasa es que estamos esperando que nos lo digan los gringos.

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