Las películas de mi infancia

Si hay alguna razón por la cual trabajo como asistente de dirección y crítico de cine, es porque amo las películas. Puede que suene como algo obvio, pero para algunas personas involucradas en el medio, sorprendentemente no lo es. Y si amo las películas, es porque las he visto por años, desde que era muy pequeño: primero en la televisión, luego en cintas de VHS, y finalmente, como debe ser, en las pantallas grandes de los cines.

Como pueden haberse dado cuenta en mis artículos sobre las tiendas de video como Blockbuster, y sobre el paso de la piratería el Netflix, pasando por Polvos Azules, le tengo algo de nostalgia a los 90s. Fue una época memorable por diversas razones, pero si hablamos de cine, hubo varios estrenos memorables —desde La Lista de Schindler hasta The Shawshank Redemption— y se produjeron desarrollos importantes en la industria cinematográfica. Por otro lado, la censura apenas existía y con el desarrollo de la industria de las películas para el mercado casero, era muchísimo más fácil acceder a títulos que un niño normalmente no vería en el cine.

Supongo que por eso terminé siendo dueño de una buena cantidad de películas en VHS con actores de carne y hueso, y no sólo de caricaturas. A diferencia de mis amigos en aquella época, no me limitaba a ver los Looney Tunes, Dragon Ball o Pokémon (aunque ciertamente me encantaban); ya que la Internet estaba todavía en pañales, lo cual significa que no podía hacer streaming o descargar películas, y me pasaba tardes enteras viendo las mismas películas una y otra vez, ya sea a través del Cable o en cintas de VHS.
 

Ciertamente me gustaba visitar Blockbuster los fines de semana para arrendar algo interesante, pero ser dueño de estas películas y poder verlas cuando me diese la gana, no tenía comparación. Ahora que lo pienso, es probable que así comenzase mi afán por coleccionar. No es un afán enfermizo, pero es cierto que tengo más películas y videojuegos que la mayoría de mis amigos. Lo que me falta ahora, más bien, a los 25 años de edad, es el tiempo para poder disfrutar todos estos hobbies.

Pero ¿cuáles eran todas estas películas de las que hablo? Aquí viene lo interesante, pues les hablaré un poco sobre las películas que recuerdo haber tenido durante los 90s. Lamentablemente, la mayor parte de estos VHS han sido regalados o botados a la basura (después de todo, ya no tengo ningún reproductor compatible), pero me he basado en mis recuerdos, y en las cintas que todavía tengo, para darles una idea general del cine que me influyó en mi infancia.

Así que no, no encontrarán cine francés o películas independientes. Me parece terriblemente pretencioso cuando alguien dice que solo ve cine “del bueno” y que fue así toda la vida. No muchos niños o púberes se dedican a ver películas en blanco y negro o en idiomas que no sean el inglés o el castellano. Aunque si fuiste así… ¡felicitaciones! Todo gusto o preferencia es válido.

Sin más preámbulo, regresemos a los 90s, y veamos qué películas (fuera de las caricaturas) me dedicaba a ver cuando era niño.

Mortal Kombat

Mortal Kombat, el videojuego, fue extremadamente controversial durante los 90s por la cantidad de violencia y sangre que presentaba. Tanto así que fue la razón por la que se estableció la ESRB, el grupo que se encarga de calificar videojuegos de acuerdo a edades —algo así como la MPAA cinematográfica—. Pero la película Mortal Kombat no causó el mismo impacto.Después de todo, al ser para mayores de 14 años, carecía de la sangre y tripas y violencia extrema tan características del juego.

Supongo que es por eso que me dejaron tenerla en VHS (de segunda mano, si mal no recuerdo). Y aunque reconozco que no se trata de una buena película, igual considero que es una de las mejores adaptaciones que se han hecho de un videojuego hasta el momento (junto con Silent Hill, de Christoph Gans).  La película es cursi, sí, pero también es muy divertida, llena de diálogos graciosos y memorables (la mayoría dichos por el personaje de Johnny Cage), peleas emocionantes, efectos especiales decentes, y actuaciones… interesantes (el trabajo de Christopher Lambert en este filme no tiene precio).
 

Además, para un niño, ¿qué podía ser mejor que ver a sus personajes favoritos de un videojuego plasmados en la pantalla grande, e interpretados por actores que lucían muy parecidos a sus contrapartes digitales? (Sí, jugaba el juego de niño; y no, no me convertí en un asesino serial sediento de violencia ni nada por el estilo). Veía esta película todo el tiempo, e incluso ahora me gusta poner el Blu-ray de cuando en cuando. Definitivamente es uno de mis mayores placeres culposos.

El Quinto Elemento

El Quinto Elemento es una de las mejores películas dirigidas por el francés Luc Besson (superada únicamente por León: El Profesional), y una de las historias de ciencia ficción más divertidas que haya visto. Si mal no recuerdo, mi papá me introdujo a esta película (¡gracias!) y años después de haberla visto, todavía me hace recordar varios momentos y personajes memorables (como los monstruosos mercenarios que acompañan a todas partes al villano Zorg, interpretado por un deliciosamente exagerado Gary Oldman). Sí, la historia es genérica y previsible (después de todo, Besson desarrolló la premisa cuando tenía 13 años), pero lo bueno está en los detalles, aquellos momentos excéntricos o raros que ponen en evidencia el origen de su director-guionista (un francés siempre tendrá un estilo al menos un poco diferente al de un estadounidense).
 

Bruce Willis es excelente como Korben Dallas, y Milla Jovovich da la mejor actuación de su carrera como Leeloo, tanto así que cada vez que la veo en pantalla, veo al personaje, no a la actriz. Y de niño, me entretenía mucho con los excelentes efectos especiales (los cuales todavía se ven muy bien hoy en día), la acción dura y bien coreografiada, y los momentos más divertidos (obviamente, las escenas más sugerentes, muchas de las cuales involucran al personaje de Chris Tucker, simplemente no las entendía). El Quinto Elemento es un sólido blockbuster, el cual siempre tendrá un lugar especial en mis recuerdos y que nunca me cansaré de ver.

La Momia

Aaaaahhh, La Momia. Nunca llegué a ver esta película de Stephen Sommers porque, al haberse estrenado en el verano estadounidense de 1998, yo solo tenía 7 años de edad, por lo que me iba a morir de miedo si es que la veía. Incluso una vez que me la regalaron en VHS, había varias escenas en las que me tapaba los ojos, especialmente cuando aparecía Imhotep (Arnold Vosloo) en su forma incompleta, reviviendo en medio del desierto egipcio, o chupándole la vitalidad a aquellos responsables por su retorno.

Tuvieron que pasar unos cuantos años para que me diese cuenta de que la película en realidad no daba miedo. Sí, es perturbadora por momentos, pero en general se trata de una aventura bastante cursi, algo caricaturezca, poco seria pero muy divertida. Y fue ahí (quizás cuando tenía unos 11 años) que me obsesioné con el filme, viéndolo a cada rato en formato VHS. Luego cuando la secuela fue estrenada en el 2001, la fui a ver al cine, y no me decepcionó (ya durante mi adolescencia me di cuenta que es inferior a la primera parte, pero igual bastante entretenida).
 

La Momia, sin embargofue una de las primeras películas perturbadoras que vi, por lo que me es casi imposible ser 100% objetivo a la hora de juzgarla. Me sé el diálogo de memoria, me río cada vez que habla el personaje de Beni (Kevin J. O’Connor), y me emociono durante las escenas de acción, ya sea el prólogo en el que Rick O’Connell (Brendan Fraser) se “encuentra” con la Momia por primera vez, la pelea entre Imhotep y nuestros personajes en una avioneta, o el clímax en la Ciudad de los Muertos. Seguiré viendo esta película hasta el día de mi muerte.

Ah, y mientras menos se diga sobre la última secuela, La Tumba del Emperador Dragón, mejor. Lamentablemente me la “chuntaron” a la hora de comprar el pack en Blu-ray.

La Trilogía Original de Star Wars

Esta era obvia. Soy un fanático a morir de Star Wars desde hace años, y todo se debe al día en que mi papá me llevó a ver la primera película, en su Edición Especial, al Cinemark del Jockey Plaza en 1997. Lógicamente Luego fuimos a ver las otras dos cintas, y eventualmente también me regalaron la Trilogía Entera en VHS. Curiosamente, Es curioso: tengo el recuerdode haberme quedado dormido durante la película —quizás porque era muy pequeño, o porque no terminaba de entender algunos detalles de la trama—.
 

Eso cambió años después, cuando fuimos a ver Star Wars Episodio I: La Amenaza Fantasma también al Cinemark del Jockey —lo único que recuerdo de esa salida es comentar que la película tenía “demasiados efectos de computadora” (¡y tenía tan solo 8 años!)—. No obstante, eso no me impidió querer todo tipo de artículos de merchandising de la cinta, por lo que terminé con figuras de acción, una juguete del Naboo Starfighter que usa Anakin en la batalla final, una toalla y mochila de Darth Maul, y mucho más. Como deben estar suponiendo, todavía tengo la mayor parte de estos artículos en mi casa.

Pero me desvío del tema. Incluyo Star Wars porque es una de las influencias más grandes en mi vida (soy miembro del staff del Star Wars Fan Club Perú, y el próximo año me estoy yendo por primera vez al Star Wars Celebration, el cual se celebrará en Orlando), y porque, una vez que le agarré el gusto, me dediqué a ver las películas una y otra vez en mi casa. El 2004 me compré la Trilogía en DVD, lo cual hizo que me obsesionara con los nuevos cambios y los documentales y el material extra y los audiocomentarios, y lógicamente vi las otras dos precuelas en el cine.

El resto… es historia. O mejor dicho, continúa en el presente.

Quién Engañó a Roger Rabbit

En algún momento de 1999, mi papá viajó a Miami. Y cuando regresó a Lima, entre otras cosas, me trajo una cinta de VHS de Quién Engañó a Roger Rabbit. Y como Miami está lleno de latinos, logró conseguir la película en su versión traducida… ¡al español de España! Así que me perdonarán bastante, pero esa es la versión de la película que más recuerdo (aunque ahora que la tengo en Blu-ray original, me estoy acostumbrando a la versión original en inglés). La vi una y otra vez porque me cautivó la mezcla de animación 2D con actores de carne y hueso; la trama misteriosa e interesante; los chistes y momentos de doble sentido que no terminaba de entender al 100%, y las escenas intensas, la mayoría de ellas protagonizadas por el villano, el Juez Doom (Christopher Lloyd, de Volver al Futuro).
 

Y al igual que la mayoría de filmes que menciono en este artículo, todavía tengo como costumbre ver esta película de cuando en cuando. Por alguna razón, me pone nostálgico por los años 40 —la música jazz, la moda a la antigua, las caricaturas de Chuck Jones y Tex Avery, las máquinas de escribir, los modos de transporte antiguos…—. Es una película de espíritu infantil, que sin embargo logra transmitir sensaciones y sentimientos que solo algunos adultos serán capaces de captar. Es una mezcla casi perfecta de madurez puerilidad, lo cual la convierte en una película que puede ser disfrutada tanto por niños como por adultos.

Por algo sigue siendo uno de mis filmes favoritos, a pesar de que lo vi por primera vez cuando tenía ocho años.

La Máscara

Si hay algo que La Máscara tiene en común con Quién Engañó a Roger Rabbit, es esa capacidad de hacerme sentir nostálgico por una época en la que jamás viví… Y curiosamente también se trata de los años 40. Lo especial de esta película, en ese caso, es que no se desarrolla en dicha década. Más bien, lo que hace La Máscara es mezclar diferentes estéticas y vestuarios para darle un look atemporal a su historia —hay televisores y carros modernos, pero el soundtrack está compuesto casi enteramente por música swing (¡Hey, Pachuco!), y las influencias de las caricaturas de Tex Avery y Chuck Jones son claras, tanto en la película en sí, como en el personaje principal—.

La Máscara me encantaba de niño, y me encanta ahora, porque logra mezclar un tono algo oscuro con mucho humor y situaciones ridículas. Sí, Jim Carrey interpreta a La Máscara con su particular sentido del humor y rostro híper flexible, pero el filme contiene suficientes escenas algo oscuras (como la venganza hacia los dueños del taller de carros) como para dar a entender que, a pesar de todas las payasadas, la película se desarrolla en un mundo que algo tiene en común con el nuestro.

La película está llena de diálogos memorables (“Ssssssmoking!”, “Somebody stop me!”), escenas hilarantes (la muerte de La Máscara, la cual le vale un Óscar de plástico; la escena del parque; las dos increíbles secuencias de baile), y nos introdujo a Cameron Diaz, quien nunca se ha tan hermosa como acá. ¿Qué más podemos pedir?

La “Quadrilogía” de Alien

Por mucho tiempo fui dueño de la “Quadrilogía” de Alien (no es mi término, así se llamaba el pack para coleccionistas) sin haber visto ni un solo minuto de las películas. Esto se debe a que, como deben estar suponiendo, me moría de miedo de verlas. Es natural; es una saga famosa por su protagonista asqueroso y letal, y por mostrar escenas chocantes y sangrientas.

Sin embargo, me animé a verlas, y puedo decir con orgullo que no quedé traumado, a pesar de haber tenidonueve años por aquel entonces. Definitivamente mis favoritas fueron Alien, con su estética de películas de mansión embrujada, y Aliens, con su acción sin parar y diálogos memorables. Recuerdo que Alien 3 me aburría, y que Alien: Resurrección, aunque entretenida, no me tenía tan enganchado como las dos primeras. Bueno, al menos algo de gusto tenía en esa época.
 

Igual no es necesario decir que en las partes más asquerosas (como la escena de la mesa de la primera entrega) me tapaba los ojos, pero igual disfrutaba de las películas. Había algo que me enganchaba, que me dejaba con un feeling de querer saber más sobre estos personajes y el mundo en el que vivían. Además, el diseño del Alien me encantaba (y todavía me encanta); más asqueroso y jugoso no puede ser. Estoy seguro que en algún momento hice un dibujo del “aliencito” saliendo del estómago de Kane (John Hurt), aunque no incluí la sangre para que mi profesora del colegio no me llevase a la oficina del director.

Para mayores de 14 años

Supongo que este artículo prueba que los niños pueden ver películas para mayores de 14 años (o incluso 18) con mínimas consecuencias negativas. No se lo recomendaría a todos los padres, pero al menos pueden estar seguros de que, si su hijo o hija ve algo medio fuerte en la Internet (el lugar donde hay más probabilidades de que se encuentren con algo que no está hecho para ellos), lo más probable es que no queden traumados de por vida o algo así.

En todo caso, disfruté mucho de las películas no animadas que veía de niño, y puedo decir con seguridad de que me influenciaron mucho a la hora tanto de realizar como de escribir sobre cine —después de todo, hay una gran variedad de géneros, desde comedia hasta aventura, ciencia ficción, e incluso terror—. En algunos casos, no es gran cine ni mucho menos, pero por alguna parte se tiene que empezar. Lo importante de estas primeras influencias es que te lleven a ver filmes superiores, y te permitan comenzar a desarrollar un gusto muy particular y personal, pero también bien argumentado.

Sin embargo, por muchas otras películas que vaya a ver en mi vida, estas cintas siempre quedarán en mi memoria. Son historias perfectas para ver una tarde floja de sábado o domingo, historias familiares bien hechas, las cuales jamás envejecerán, y siempre me harán retroceder a mi infancia en los años 90.

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