La mejor cara de los objetos

Es muy bonito pero no es cierto.  Como si de una respuesta al Instagram se tratase, así es la pintura de Paul Wackers. Un juego de lo lindo hasta hacerlo escéptico en torno a la belleza vacía que fácilmente vemos en nuestros celulares.

"No muestro la realidad. Todo es a propósito. Hay cosas que encajan y otras que generan incomodidad pero no son la verdad". Le dice Paul a la intérprete el día de la inauguración de su muestra en galería Impakto. Dentro de una oficina dónde lo entrevisto estamos a resguardo de los cocteles de inauguración de la muestra sazonados de selfies y congratulations cada cinco minutos. Solo somos yo, el pintor y la intérprete. Paul no sabe español y su sonrisa constante delata cierto aburrimiento.

La primera impresión que producen sus cuadros es que todo está encima de todo y está organizado como un supermercado, si fuesen los supermercados tan frescos y vivos como sus cuadros, o acaso son el ojo de un instagramer posado en realidades cotidianas vueltas al glamour de un primer vistazo. Esto no es muy objetivo pero es lo que uno podría sentir al verlos. Paul lo hace lo suficiente para hacerlo confortable al ojo pero atravesada de una pequeña dosis de incomodidad que no deja relajar del todo, como la impresión del estante que se antoja se va a caer en uno de los cuadros.

"Me gusta crear una cultura generosa, que la gente quiera mirar. La realidad es suficientemente fea de mirar. Las cosas están hechas mierda". Dice con naturalidad, sin voltear a verme, así es siempre en cada entrevista con intérprete. Terminan siendo los ojos de la traductora los del artista, y el artista ni se da cuenta. Mientras afuera la gente toma fotos a sus cuadros.

¿Y cuál es la diferencia entre arte e Instagram? Le pregunto. "Esencialmente ninguna, excepto cuando te ponen de frente a una pintura no ves que es plano y puedes verlo de otra manera". Entonces por fin me mira. Las palabras de la intérprete llegan en diferido mientras continúa en inglés. "No hay un momento en el Storey de Instagram. El arte tiene futuro porque la gente necesita el contacto de verlo en persona. Mis pinturas vienen de un mundo más pequeño".

Le rebato a través de la intérprete, ahora soy yo quien no lo ve mientras habla. Entonces, ¿qué hace a algunas cosas ser miradas que valgan la pena mirarlas? Paul se detiene un momento a pensarlo mientras acaba la intérprete de traducirme, pero por alguna extraña razón ha entendido la pregunta en español antes de su traducción. Saca su celular, lo enciende y me muestra una fotografía de un anaquel. "Ese anaquel existe. Es mi estudio, era mi estudio. Lo documente. Le fui sumando objetos, luz. Horas. Son los recuerdos donde estaba. Fue la oportunidad de plasmar en grande mis recuerdos".

Y entonces sus cuadros vislumbran algo más que la mejor cara de los objetos. Algo que no es una idealización banal. Paul apaga su celular y comienza a recordar cómo empezó a pintar. "Cuando joven trabaje mucho tiempo en una tienda de video. Una de las películas que veía entonces y me inspira por lo hermosa que es fue Viernes 13, hermosa en cuánto a la técnica de cómo está filmada, en general todas las películas de terror son estéticamente preciosas. Siempre pensé que ser artista sería una gran manera de vivir". Y nos reímos en la traducción.

+INFO: Paul Wackers y Javier Bravo de Rueda

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