SATISFAXXXIÓN. Exposición colectiva y mural

© Fotografía de Cristias Rosas intervenida por Larissa Mertzal

Texto curatorial de SATISFAXXXIÓN | Por André Pereyra Reiss, curador en jefe de Foreplay

Masturbación: acción por la cual un presente se conecta con todos sus ausentes
Julio Hevia

La actividad sexual es la interacción que se gesta en la unicidad del acto carnal, experiencia que percibe lo que nunca ha de calar del mismo modo en lo superfluo e intrínseco de quienes se hayan encontrado para explorarse en lo efímero y ulterior. Solo el autoerotismo es capaz de recrear estos recuerdos, iniciando en el pensamiento infinitas posibilidades y creando además situaciones fantásticas que deseamos experimentar. Lo inconcebible se torna factible gracias a los estímulos complacientes de la masturbación y el regocijo final se multiplica en el propio cuerpo transformándolo en una fuente de goce.

La piel, desde su memoria, acoge cada una de las sensaciones con las que alguna vez dialogó. A través del cuerpo, la exploración y aceptación cambia la percepción de la persona, lo que implica el disfrute con el tacto, la relación de satisfacción con su anatomía y la construcción del amor propio. El erotismo es esencial porque alimenta la culminación del acto liberador de la sexualidad incrementando oportunidades de consumación. Aceptar la diversidad de formas físicas humanas sin regirse en los arquetipos tradicionales de perfección o cánones de belleza permite a la persona vincular su figura como punto propiciador de complacencia y disfrutará la intimidad a través de la masturbación. El reconocimiento de la capacidad de auto deleite, disocia la impresión y actitud que solía habitarnos, las cuales ahora culminan con la extinción de lo que su imaginación ansía prescindiendo de todo elemento externo.

Mediante el trabajo colaborativo de los artistas se logra una muestra que expone la sexualidad a través de la exploración de distintos cuerpos. Por un lado, Cristias retrata a cuatro modelos en pleno proceso de autoconocimiento y disfrute, que de la mano de las intervenciones de Larissa, se despojan de las sutilezas y logran transformarse en fantasías vívidas. Esta complicidad que se genera al unir la fotografía con la ilustración digital elude el camino hacia una performance placentera y cuestionadora a la vez. Asimismo, se presentan 3 dibujos en puntillismo de Dani Gil, relacionando la flora con la genitalidad humana devolviéndole lo natural y desestigmatizando cada componente corporal en relación a los fatuos tabúes impuestos por el conservadurismo. Este conjunto de piezas abordan la cotidianidad del erotismo y  la expone ironizando los prototipos implantados de belleza a lo largo de la historia.

Si tenemos la libertad de experimentar sensualmente lo que la mente crea, ¿por qué no rendirle culto al placer? Al placer de probar todo lo que la vida nos ofrece para bien, la variedad de experiencias que por años han sido condenadas y ocultadas para evitar la liberación de nuestra imaginación eróticamente fértil, que crea un sinfín de formas satisfactorias. La sensualidad y el goce carnal fueron pecado mientras el cuerpo era el enemigo. La experimentación y autosatisfacción, son el camino para obedecer las provocaciones del placer, que no complace a ningún otro impulso que no sea el de la necesidad natural de nuestros cuerpos y cuerpas.

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