Nuestras favoritas II | 23 Festival de Cine de Lima

© La cantera

Aquí van más comentarios sobre las películas que más nos gustaron durante la programación del 23 Festival de Cine de Lima PUCP.

LA CANTERA
La cantera (Perú, 2019) del director Miguel Barreda es casi un Hamlet con el Misti de fondo. El film nos habla, como la obra de Shakespeare, sobre la locura, el asesinato, el incesto, las invasiones y la impunidad. Un joven pierde a su padre, un trabajador en las canteras de sillar, en un misterioso accidente. Su tío intentará vender las canteras a una mafia y retomar la relación con su cuñada, quien fuera su primer amor. Mientras tanto, su sobrino buscará vengarse de quien cree que mató a su padre. Con este film, Barreda nos demuestra que en lugares alejados, donde el esfuerzo de muchos no se compara a las ganancias de pocos, el abuso es más propenso a suceder. Elogiamos la fotografía, no solo porque hace de las canteras un personaje importante más, sino también porque transmite su poder contemplativo y nos presenta con belleza la vida en el cono norte de Arequipa. Es importante reconocer la gran actuación del actor Arcadio Ramos (fallecido en enero de este año), quien vivió con los canteros durante meses antes del inicio de la filmación, a modo de meterse en la piel de su personaje. 

El film se estrenó en Lima durante el Festival de Cine, pero los trabajadores de las canteras (reclutados como extras) aún no se han visto en la pantalla grande. Lo harán pronto, sin duda, y esperemos que esta producción peruana tenga un recorrido por salas de todo el país. 

ESTO NO ES BERLÍN

Nada más atractivo que un film ‘coming-of-age’ en el que vemos reflejada nuestra juventud o potencialmente lo que pudo haber sido, quizá porque nunca nos atrevimos a perseguirla de verdad, o porque solo preferimos contemplar lo ahora imposible desde un espacio lejano y seguro. Quizá sea esta la razón por la cual “Esto no es Berlín” (México, 2019) conecta con los espectadores: en ella, dos compañeros de una escuela privada se aburren de su vida mojigata y deciden explorar los clubs de música underground de México. Son los 80s, pululan nuevas corrientes de arte, la represión policial, el mundial de fútbol, Maradona, la epidemia del SIDA y las drogas como medio exploratorio. 

Con este, su cuarto film, el director y actor Hari Sama hace un homenaje a su juventud, la que miraba con atención los acontecimientos contraculturales en lugares como Berlín. Mucho de lo que vemos realmente existió, los amigos vivos ahora muertos por el SIDA, el consumo de poppers y heroína, el post-punk, los clubs LGTB+ de noche, las performances, la experimentación sexual. Al final de la función, Sama, quien respondió a preguntas del público, confesó que uno de los personajes está basado él, aunque no dijo quien. Por lo demás, el uso de lentes largos y una cámara movediza, nos lanza al vértigo del exceso accidentado y la belleza sucia de la juventud disidente. A pesar de la trama un tanto trillada, “Esto no es Berlín” logra retratar con creces una época en que la cultural liberalizada llamaba a utilizar “el cuerpo como instrumento de una ideología”. Tiempos de creatividad, vanguardia y desmesura. 

BACARAU

Bacurau (Brazil, 2019) tiene todo para ser un spaghetti western en los sertones brasileños: platillos voladores, gringos sanguinarios, la presencia sobrenatural de una matriarca muerta, un conflicto social y, sobre todo, un pueblo de larga tradición subversiva, o mejor dicho, un pueblo históricamente preparado para afrontar cualquier ataque contra sus pobladores y sus costumbres, por más bizarras que resulten. Bacurau, nombre de un ave nocturna, es un pueblo que no figura en ningún mapa, pero cuenta con la tecnología más avanzada. Parece existir solo cuando alguien de afuera viene con un propósito definido, como para abusar de ellos. Pero Bacurau tiene su Ché Guevara en la clandestinidad y eso es un verdadero honor que, como la tierra, todos están dispuestos a defender. Bacurau acaba de ganar como mejor película de ficción y mejor dirección en el Festival de Cine de Lima. Se veía venir: fue una de las únicas películas en ser aplaudidas durante las funciones para jurados y periodistas. 

Causan gracia los actores que hacen de cazadores gringos. Son harto cliché o “cheesy”, que significa cursi en inglés. Algunos no logran ni el acento del estereotipo de conservador pro armas estadounidense. Pero es probable que esto haya sido a propósito y termine jugando a favor: los spaghetti westerns más recientes pueden ser tan cursis como cínicos. Ahí está Tarantino para recordárnoslo. Sí, Bacurau es tarantinesco, pero más tirada de los pelos, con una cuota similar de sangre y sexo, música de vaqueros y justicia poética. Interesante film del director Kleber Mendonca Filho. ¿Habrá secuela? 

PERSIGUIENDO A LA MAFIA

La historia de la fotógrafa siciliana Letizia Battaglia es también la de la mafia en la segunda mitad del siglo XX. Battaglia no solamente nos cuenta su experiencia como mujer en un mundo conservador (su padre no le dejaba salir a la ventana por temor a que le vean los chicos del pueblo; imagínense su matrimonio), sino también de cómo rompió con él y encontró su libertad expresiva como fotoperiodista para el diario L’Ora. Los grandes amores y la cámara se quiebran o ganan fuerza con la presencia silenciosa de la mafia: tres o cuatro asesinatos durante la mañana, y en la tarde, igual o más. Ella estuvo ahí, fotografiando los cadáveres más frescos del día, hasta que un día dijo basta, mucho sufrimiento, y entró a la política para acabar con los capos de la familia Corleone. 

La documentalista Kim Longinotto nos presenta a una Battaglia en sus 80s, vigorosa y sin tapujos, como siempre, dispuesta a reencontrarse con sus amantes más jóvenes muchos años después. Longinotto utiliza imágenes en blanco y negro para evocar la vida antigua en Sicilia, así como videos de los mega juicios contra mafiosos y atentados durante la época más crítica del conflicto. Hay tanta ternura como hay llanto y sufrimiento, pero aprendemos cómo fue que Battaglia llegó a ser esa mujer tan fuerte y decidida. Eso es lo que pretende demostrar el film: el surgimiento de una entrañable heroína que no se arrepiente de nada. 

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